Esta maraca artesanal proviene de la tradición del pueblo Kamentsá, reconocido por su profundo respeto a la selva y sus prácticas espirituales ancestrales. Su sonaja está conformada por semillas de congolo, pulidas y unidas con maestría para producir un sonido limpio, vibrante y lleno de intención ceremonial.

El mango está elaborado en palo de ayahuasca, planta sagrada utilizada como guía espiritual y puente entre mundos. La veta natural del ayahuasca conserva su esencia original, ofreciendo una herramienta ligera, noble y cargada de energía medicinal.

La parte superior está decorada con hilos en tonos amarillo, verde, rosa y morado, que representan la diversidad y armonía dentro del tejido de la vida. Como complemento, incluye una pluma negra con punta beige, utilizada tradicionalmente como símbolo de protección, limpieza energética y conexión con los espíritus del aire.

Esta maraca es más que un instrumento: es una herramienta ceremonial destinada a acompañar cantos, ícaros, rezos y procesos de sanación, sosteniendo el ritmo, la intención y la presencia durante ceremonias de medicina.