Estas charchas artesanales pertenecen a la tradición de la tribu Kamentsá, un pueblo indígena del Putumayo, Colombia, reconocido por su profunda conexión con la naturaleza y la medicina ancestral.

El instrumento está elaborado a mano con semillas de ojo de buey (también llamadas “huayruros negros”), conocidas por su resistencia, su sonido armónico y su simbolismo protector dentro de diversas culturas amazónicas. Cada semilla es cuidadosamente ensartada y unida mediante cabuya tejida, una fibra natural que aporta flexibilidad, durabilidad y un acabado completamente orgánico.

Su estructura en forma de cascada crea un sonido característico: suave, rítmico y envolvente, ideal para acompañar ceremonias de yagé, rituales de limpieza energética, cantos tradicionales e invocaciones espirituales.

El asa trenzada a mano permite sujetar la charcha con firmeza durante el movimiento ceremonial, garantizando un uso cómodo y fluido.