Esta maraca tradicional ha sido elaborada a mano por artesanos de la tribu Kamentsá, un pueblo indígena del alto Putumayo conocido por su profunda conexión con la naturaleza y sus prácticas ceremoniales ancestrales.

Su sonaja está hecha con semillas de congolo, semillas amazónicas utilizadas desde tiempos antiguos por su sonido profundo, rítmico y protector. Cada semilla ha sido anudada cuidadosamente con tejidos coloridos que representan la cosmovisión y el equilibrio energético del territorio.

El mango está elaborado con palo de Ayahuasca, una planta maestra sagrada en toda la Amazonía, reverenciada por su fuerza espiritual y su capacidad de conectar mundos. El palo conserva su textura natural, honrando el aspecto vivo y auténtico de la medicina.

Incluye una pluma natural ceremonial, que aporta movimiento, suavidad y una vibración extra durante los cantos y limpias energéticas.